Actualmente, el cachirulo es una prenda tradicional y admirada por miles de aragoneses. Este pañuelo bordado con cuadros rojos y negros se ha convertido en un pequeño emblema de la comunidad que muchísimos zaragozanos lucen con orgullo cuando llegan las Fiestas del Pilar. Es un identificativo que, sin palabras, dice claramente: “soy aragonés, bienvenido a mi tierra”, para que todos los foráneos puedan conocer un poco mejor la personalidad de los testarudos maños.
Ahora lo llevan las personas de todas las edades, sexos y clases sociales cuando realizan la ofrenda a la Virgen del Pilar, cada 12 de octubre, pero en su forma original no fue un accesorio que los ciudadanos se pondrían por el centro de las urbes.
El cachirulo era el pañuelo de labranza por antonomasia. Un accesorio imprescindible para poder superar las largas jornadas de trabajo en el campo, cuando el sol aprieta y hay escasez de agua. Para una jornada provechosa solo hacía falta un buen botijo con agua o vino, las herramientas para trabajar el campo, y un buen pañuelo para protegerse del una insolación. Por aquel entonces, el cachirulo no se conocía como tal y tampoco había un modelo extendido como el de ahora, sino que el pañuelo bordado podía tener distintos estampados, con cuadros de otros colores o grandes bordados.
No es hasta hace poco más de 50 años, cuando el cachirulo se convirtió realmente en un reflejo de las tradiciones y valores aragoneses. Por aquel entonces, Demetrio Galán Bergua, un médico del barrio de Las Delicias, comenzó a trabajar para estimular y defender el baile tradicional de la jota. Empezó a impartir varias conferencias con el objetivo de extender el folclore aragonés por toda la comunidad, y encontró entre el público a otro ilustre zaragozano al que le había llegado el discurso profundamente.
Demetrio Galán Bergua y Pascual Irache fundaron la fundación Amigos de la jota, para defender este baile tradicional en todos sus aspectos y crearon la sección Peña El cachirulo, como gran lugar de encuentro para los zaragozanos. Allí, se podría degustar la mejor gastronomía de la región y cada reunión se amenizaba, por su puesto, con un espectáculo jotero. Para asistir a las citas solo había una pequeña obligación de vestuario: las mujeres debían portar el tradicional mantón sobre sus hombros, mientras que los hombres tenían que llevar atado en su cabeza el pañuelo que había acompañado a muchas generaciones en el campo y que ahora Galán Bergua había rebautizado como cachirulo.
Mucho ha llovido desde entonces. Y ahora el cachirulo es una prenda tradicional que prácticamente cualquier zaragozano tiene en su casa. Se lleva de innumerables maneras: ajustado a la cabeza, atado al cuello, a modo de brazalete, de pulsera, de diadema… Y se ha convertido en ese gran emblema por el que tanto peleó el célebre médico aragonés. Ahora las peñas distintas peñas han proliferado. Y cada una de ellas tiene su propio cachirulo personalizado, con un logotipo o imagen que lo caracteriza. También tienen el suyo particular los equipos de fútbol, bares, asociaciones culturales, y un sinfín de organizaciones de pasionales aragoneses.
Los cuadros negros y rojos ya son parte de nuestra cultura y llegaron a nosotros gracias a la concienciada labor de Galán Bergua porque ya saben lo que dicen: “más vale maña que fuerza”.
El término cachirulo tiene varias acepciones, pero en Aragón designa el pañuelo que los hombres llevan atado a la cabeza como complemento del traje regional, y que puede ser rameado o a cuadros. La palabra apenas fue usada popularmente en tiempos anteriores a nuestro siglo; la actual significación se le dio a partir de 1953, cuando, después de tres conferencias pronunciadas en el Ateneo de Zaragoza por don Demetrio Galán Bergua sobre Exaltación de la Jota, Pascual Yrache propuso la constitución de Amigos de la Jota, asociación que pronto encontró excelentes valedores y cuya finalidad no era otra que revitalizar el canto y baile regionales y velar por la pureza de los mismos. Como una sección de Amigos de la Jota se creó la Peña El Cachirulo, cuya acta constitucional, redactada en romance baturro por Anselmo Gracia Forcén, lleva fecha del 6-I-1964.
