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Los principales riesgos laborales y cómo prevenirlos

Aunque no siempre seamos conscientes, existen muchas situaciones en el trabajo que perjudican nuestra salud. Desde malas condiciones de trabajo que originan estrés hasta contagios por un uso inadecuado de la ropa laboral personalizada para el trabajo. Dependiendo de cuál sea el factor de riesgo que los origina, podemos diferenciar entre:

Riesgos de seguridad: atrapamientos, golpes, cortes, aplastamientos, quemaduras, riesgo eléctrico, riesgo de incendio, riesgo de explosión; en definitiva, los que provocan accidentes. La electricidad se utiliza en casi todos los entornos laborales y se tiende a olvidar que es muy peligrosa. Evitar los incendios, conocer los principios básicos de la prevención, la detección y la extinción, así como de la evacuación de los edificios, son deberes sociales de primer orden.

Riesgos higiénicos: los que provocan enfermedades profesionales. No es necesario que las condiciones de trabajo sean extremas para que aparezcan problemas de salud. Por ejemplo, un ruido de fondo, un foco mal orientado, una temperatura inadecuada, etc. pueden influir negativamente en la realización del trabajo.

Contaminantes físicos: por ejemplo ruido, vibraciones, iluminación.

Contaminantes químicos: por ejemplo gasolina, cloro, ácido sulfúrico, amianto, etc.

Contaminantes biológicos: por ejemplo virus, bacterias, parásitos, hongos o esporas, toxinas, endotoxinas, cultivos celulares, etc.

Riesgos ergonómicos: los que provocan fatiga, tanto física como mental.

Riesgos psicosociales: los que provocan insatisfacción laboral. Perjudican la salud de los trabajadores, causando estrés y a largo plazo enfermedades cardiovasculares, respiratorias, inmunitarias, gastrointestinales, dermatológicas, endocrinológicas, musculoesqueléticas y mentales. Las malas condiciones de trabajo derivadas de una deficiente organización son la principal causa de este tipo de riesgos.

Riesgos por los lugares de trabajo: el diseño, la estructura material, los elementos que componen los edificios o el emplazamiento, entre otros, son factores que condicionan el bienestar y la seguridad de los trabajadores.

Riesgos por los equipos de trabajo: las máquinas, aparatos, instrumentos o instalaciones no deben representar un peligro para los empleados.

Riesgo por iluminación: una iluminación inadecuada puede generar fatiga ocular, cansancio, dolor de cabeza, estrés o posturas inadecuadas.

Riesgos por microclima: el ambiente confortable es básico en cualquier lugar de trabajo. La temperatura, el grado de humedad y la ventilación en los locales tienen que ser adecuados al tipo de actividad desarrollada.

Riesgos por ruido: puede acarrear una pérdida de oído. El volumen al que hablas con tus clientes o compañeros de trabajo tiene que ser normal.

Riesgos por radiaciones: el uso de la energía nuclear ha suscitado sensibilidad social puesto que puede afectar gravemente a la salud humana.

Riesgos por esfuerzo físico: pueden derivar en lesiones y se manifiestan en dolor, molestias, tensión o incapacidad.

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¿Qué prácticas de seguridad y prevención implantar en la zona de trabajo?

En primer lugar, en cualquier empresa se deben estudiar los posibles riesgos y elegir las medidas preventivas destinadas a evitar o prevenir daños para la salud de los empleados derivados del trabajo. Un buen rendimiento de los trabajadores viene dado en buena parte por las buenas condiciones laborales. Cuando la empresa declara su política preventiva, está asumiendo públicamente su compromiso de integrar los criterios de prevención en todas sus decisiones, por lo que debe cerciorarse de que esto es así, ofreciendo a sus trabajadores todo lo que puedan necesitar para desempeñar su trabajo con total seguridad, como EPIS personalizadas. Algunas actividades preventivas para evitar accidentes o saber cómo actuar en caso de estos percances son:

Realización de simulacros: el clásico simulacro de incendio es básico para evitar más de una desgracia. Nunca se sabe cuándo puede pasar y es importante estar preparado y actuar con calma y cabeza.

Correcto uso del uniforme laboral: sobre todo en profesiones donde el uniforme evita contagios, quemaduras o exposiciones peligrosas. Del mismo modo, si el trabajo lo requiere, la empresa debe recordar a sus trabajadores que lleven su ropa de alta visibilidad. En los laboratorios las batas son esenciales, así como los trajes ignífugos de los bomberos, por ejemplo.

Establecer medidas de seguridad: todos los empleados tienen que estar al tanto de las medidas de seguridad de su lugar de trabajo. Un ejemplo: las salidas, zonas de paso, vías de evacuación y espacios de trabajo deberán mantenerse siempre despejados de objetos y líquidos o sustancias resbaladizas.

Cumplimiento de la normativa: la legislación del BOE sobre la prevención de riesgos laborales así como el reglamento vigente sobre seguridad e higiene en el trabajo que dicta el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

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